Carta a mi madre

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  Carta a mi madre    
   

Por Norma de Gaudenzi

El corazón, año 2014

Querida Mamita:

             Hace ya veintiocho años que la muerte se llevó tu cuerpo. Desde entonces no te comunicas conmigo a  diario como lo hacías antes, ahora soy yo la que te llamo, te invoco todos los días y a veces más de una vez por día.

              La distancia que nos separa no debe de ser mucha, porque inmediatamente estás a mi lado, si se trata de una opinión que deseo conocer de vos, me das tu respuesta lúcida y enérgica, como lo hacías siempre. Ahora soy más dócil,  las acato sin observaciones, no sucedía lo mismo cuando teníamos la oportunidad de discutirlas. Si el sentimiento tiene que ver con la  nostalgia, te quedas a mi lado, apaciblemente,  hasta que otra cuestión me rescate de ese estado. Siempre por acontecimientos familiares felices, tengo  urgencia de notificártelos y entonces adivino en tu rostro una sonrisa de complacencia.

             A través del análisis que hago llego a la conclusión de que la muerte de un ser querido, es muy dolorosa, pero no tan dramática, si lo conservamos en nuestro corazón y en nuestra mente como cuando vivía, con el mismo cariño y respeto.

             ¡Ojalá! yo, cuando abandone este mundo logre persistir en el corazón de mis hijos de la misma forma, como en este caso,  por la aprobación de mi conducta, por el buen criterio y sobre todo por el “buen ejemplo” que haya legado, algo que fue  mi obsesión toda la vida.

 

   
 

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