CARLOS POVEDA, escultor

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  CARLOS POVEDA, escultor    
   

Por Marco Antonio Terragni

Gracias a la intersección de Nuria Rodríguez y a las posibilidades que brinda este invento maravilloso que es Internet, tuve la oportunidad de tomar contacto con este artista costarricense, quien reside cerca de París desde hace diecisiete años y luego de haber estado en Venezuela durante muchos años.

         Resumiré lo que me ha escrito, lo que se aprecia en su página web: www.carlospoveda.com y lo que relatan las entrevistas que oportunamente le formularon y cuyos textos él tuvo la gentileza de enviarme.

Empiezo por decir que una de las fotografías que ilustran esta nota tiene como título “Espigal”, es del año 1995 y se trata de un cuadro no muy grande, de madera, con la idea de un paisaje con vegetación. Esta obra estaba en una colección de República Dominicana. Las otras dos creaciones tienen, en cierto sentido, relación con el mismo tema del cuadro. Una se llama “Germinal” y es un cuadro horizontal, lo mismo que el otro, que hizo con alambres encontrados en una construcción y con los cuales Poveda se refirió al mismo tema. 

   
   

 

   
   

 

   
   

 

   
   

        Su carrera en el arte ya lleva más de cinco décadas, él mismo me cuenta que ha sufrido modificaciones; no mejor dicho, evoluciones, toda vez que comenzó como dibujante sobre papel, para luego pasar a soportes más firmes, como los cuadros sobre tela, madera, etc. Luego desembocó en lo escultórico. Lo mismo sucedió en cuanto a las temáticas. Comenzó su carrera exponiendo la figura humana, tal y cómo –dice- la inventó. Luego desembocó en el paisaje y de éste a lo escultórico, referido a vegetaciones. Siempre con obras por él ideadas. Finalmente y más cercano en el tiempo, pasó de esas “naturalezas muertas” al tema de las “ofrendas” culinarias, las que le abrieron la posibilidad de profundizar en aspectos del poder y de la magia, que ha denominado en los últimos años en “figuras shamánicas”, con lo que, de una u otra manera es como si Poveda hubiese vuelto a la figura humana, sólo que ya no dibujada, sino objetual en forma de ensamblajes.

De la República Argentina guarda muy gratos recuerdos, toda vez que desde sus inicios en el arte, siempre ha tenido gratas experiencias. La remembranza se remota a los años 60. En 1965 expuso sus primeros dibujos en la Galería Rubers, de Buenos Aires. Allí, aparte de destacados colegas de aquel período gozó la presencia de visitantes como Jorge Luis Borges, Astor Piazzolla, Amelia Bence, Dardo Cúneo; entre otros. En 2012, en ocasión de la Bienal del Chaco, en Resistencia, actuó como Jurado de Calificación de la prestigiosa sección Escultura.   

En cuanto a las entrevistas a que hago mención más arriba, y que se pueden leer en el sitio indicado, corresponden a la Revista argentina El Gran Otro y la restante la realizó el periodista costarricense Camilo Rodríguez. Ambas relatan la extensa trayectoria del artista, los tan importantes premios que recibiera y, sobre todo, interpretan el espíritu que emana de sus obras.  

   
   

 

   
   

 

   
   

 

   
   

        Su carrera en el arte ya lleva más de cinco décadas, él mismo me cuenta que ha sufrido modificaciones; no mejor dicho, evoluciones, toda vez que comenzó como dibujante sobre papel, para luego pasar a soportes más firmes, como los cuadros sobre tela, madera, etc. Luego desembocó en lo escultórico. Lo mismo sucedió en cuanto a las temáticas. Comenzó su carrera exponiendo la figura humana, tal y cómo –dice- la inventó. Luego desembocó en el paisaje y de éste a lo escultórico, referido a vegetaciones. Siempre con obras por él ideadas. Finalmente y más cercano en el tiempo, pasó de esas “naturalezas muertas” al tema de las “ofrendas” culinarias, las que le abrieron la posibilidad de profundizar en aspectos del poder y de la magia, que ha denominado en los últimos años en “figuras shamánicas”, con lo que, de una u otra manera es como si Poveda hubiese vuelto a la figura humana, sólo que ya no dibujada, sino objetual en forma de ensamblajes.

De la República Argentina guarda muy gratos recuerdos, toda vez que desde sus inicios en el arte, siempre ha tenido gratas experiencias. La remembranza se remota a los años 60. En 1965 expuso sus primeros dibujos en la Galería Rubers, de Buenos Aires. Allí, aparte de destacados colegas de aquel período gozó la presencia de visitantes como Jorge Luis Borges, Astor Piazzolla, Amelia Bence, Dardo Cúneo; entre otros. En 2012, en ocasión de la Bienal del Chaco, en Resistencia, actuó como Jurado de Calificación de la prestigiosa sección Escultura.   

En cuanto a las entrevistas a que hago mención más arriba, y que se pueden leer en el sitio indicado, corresponden a la Revista argentina El Gran Otro y la restante la realizó el periodista costarricense Camilo Rodríguez. Ambas relatan la extensa trayectoria del artista, los tan importantes premios que recibiera y, sobre todo, interpretan el espíritu que emana de sus obras.  

   
   

 

   
   

 

   
   

 

   
 

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