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    Poemas de Fortunato Nari    
   

LA SED

I
Si tú te volvieras claramente y me miraras...
podríamos cruzar el camino
y andar.

La tarde.

En el sol los penachos iluminan.
La sed
es blanca.

El resplandor no llega al claro de los árboles.
(Entre los troncos
meditación sin nadie).

II

Todo lo que podremos saber si tú dijeras: "Vayamos".

Un pájaro salvaje graznará en la hondonada.
Y detendrás el paso.
Muy cerca
el eco.
Todo el horizonte
andando.

La tarde blanquea en los penachos.
La sed
alumbra.

III

Una canción hacia el cauce.
Escudriñarán tus ojos por el viento dormido.

Quedará una lágrima en la rama del pájaro:
Soledad.

El hato del pastor se fue en la nube:
El eco
preguntando.

Podrás quedarte sola y no te abrumará la hierba.
Hacia el último pájaro
sabrás.
 

29. 12. 75

   
         
   

Oda Rafaelina


("Abrir puertas a la tierra": Juan de Garay.) ("escribid en un libro todas las maravillas que os han acontecido". Palabras del Arcángel Rafael: Tobías 12.20)
 

La niña de los ojos de los ojos del color de la vida
Nació en el campo un día de signo labrador,
Al oeste de las puertas que a la tierra se abrían;
Los ojos de Guillermo, su padre, sonreían,
Y la arrulló el pionero con nostálgico son.

El rocío jugaba gozoso entre la hierba,
escuchando los silbos del viento sembrador,
y la mañana agreste se arrastró por la gleba
con el hechizo núbil de la paloma nueva
porque era extraño el cántico del primer arador.

Un vuelo de gaviotas emblanqueció la bruma
trayendo desde lejos su salvaje clamor;
y el indio, con mi olvido, se perdió entre los montes;
¿podrá acaso su senda volver del horizonte?
Nos queda su tristeza...nos falta su perdón.

Los ojos azorados de las primeras gentes
sonrieron por la gracia de la espiga y la flor.
Pensando en los azares que la vida depara
trajeron el arcángel para que los guardara
la fe de las cosechas, los hijos y el honor.

Y el arcángel anduvo por los campos, diciendo:
"Escribidlo en un libro...contad lo que pasó..."
Y por eso en el libro sagrado de la tierra
al confiar a los surcos el salmo de la espera,
con la reja y los sueños el labriego cumplió.

Porque el suelo que aramos desde el día primero,
confianza, amor, trabajo, sólo eso nos pidió;
porque desde la entraña hasta su mismo nombre,
Rafaela, predilecta del corazón del hombre,
es mujer que nos habla de la lluvia y el sol...

Porque la paz es buena cosecha para todos,
y donde reina abundan los frutos de la unión,
Rafaela en el oeste santafesino crece,
con la suma de dones que por igual ofrece
para colmar los días de pan y de canción.

(Oda Rafaelina, poema central de la cantata "Trajeron el Arcángel", que, musicalizada y dirigida por el maestro Luis Anselmi, fue estrenada en el Cine-Teatro Belgrano, de Rafaela, interpretada por el Coro Polifónico Municipal de la ciudad, al que se sumaron otras agrupaciones corales de la región- F-E-Nari)

   
         
       
         
 

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